Jugos de vuelta de la playa...

Libertad: contradicción entre el deseo y la mediación histórica... Contradicción entre existir con felicidad y el sentido social que nos circunda. ¿Y si no hay contradicción entre ambos? Para alguien podría no haber tal contradicción; pero ¿cuándo ese terrícola tiene la certeza de que lo que cree desear, realmente lo desea y su deseo no es una construcción social que hizo propia por costumbre y por educación?

Tengo claro que andar con estos cuestionamientos a diario, no favorece el uso eficiente del tiempo. Por lo mismo, poca gente debe darse este tipo de pajas mentales. En general, yo me las doy cuando uso el transporte público y en hora punta. En hora punta no hay espacio para sostener ni un libro ni el celular. Con suerte respiras. Y me gusta aprovechar el tiempo. Si ocupo el tiempo de traslado en pensar en lo que no pienso cuando estoy haciendo cosas, me quedo con la idea de que no perdí el tiempo. 

La libertad nace de la contradicción. A veces pienso que todo nace de una contradicción. Será porque, en cierta forma, es la esencia de nuestro lenguaje. Definimos prácticamente todo en base a opuestos. 

Pero en este caso no deja de hacerme ruido -tal vez porque fue un tema del fin de semana- el que la existencia feliz tienda a contradecir el sentido que circula en nuestro mundo. ¿Nos acercamos, entonces, a la libertad cuando reconocemos la contradicción? Independientemente de las decisiones que tomemos, una vez que la reconocemos, tal vez con solo verla, ¿ya somos un poco más libres?

Como sea, la lectura me llegó camino de vuelta de la playa. En un bus con poca luz. Y me llegó luego de haber perdido o aprovechado el tiempo en una playa, sentada en la arena húmeda, con una botella de tinto y unos pastelitos de La Ligua semifrescos que compartió conmigo un hombre muy guapo. Con el poto mojado por la humedad de la arena

y la blusa sucia por los empolvados, qué manera de sentirme libre...